El legado de Papa Paco

El 03 de abril perdí la sonrisa que me causaba ternura; a esa voz que siempre expresó palabras de amor y admiración hacía mí. Mi abuelo, Don Paco o Paquito como le decían sus colegas, mejor conocido en mi familia como Papa Paco, no fue un hombre perfecto y si bien muchas personas narrarán otras historias sobre él, yo no quiero guardar la mía solo en mi corazón, sino compartirla con ustedes como un pequeño homenaje a su vida.

La historia que yo conozco es de un niño que caminaba descalzo por las calles de la vieja Managua jalando un carretón con los instrumentos de su padre. Y así con el tiempo, él también se convirtió en músico. Tocaba el saxofón, el clarinete, la flauta y la batería. Creció y conoció a mi abuela Nubia Urania con quien se casó y tuvo cinco hijos. Se graduó del bachillerato después de los 30 años y a los 34 perdió a su amada esposa. Mi papá que es el tercer hijo tenía 4 añitos cuando mi abuela falleció repentinamente después salir de una reunión escolar.

En alguna ocasión escuché que en la vela la gente murmuraba “pobrecitos los niños”, “yo me quedo con este” a lo que mi abuelo respondió: “mis hijos no son perros y nadie se los reparte”. Y me quiero detener aquí, para hacer énfasis en lo duro que debió de ser esto para él y cómo ante cualquier cosa, logró sacar adelante a sus cinco hijos. Tuvo muchas opciones, pero eligió quedarse con ellos y que crecieran JUNTOS como hermanos.

Empezó a estudiar Contaduría Pública mientras trabajaba en el Banco Central. Al llegar al segundo año, le pidieron que diera clase en la universidad. Mi papa cuenta que en algún momento se encontraron y le hacía broma de que ya lo iba a alcanzar. Se graduó y se convirtió en Contador Público Autorizado #468 (de los primeros 500 en Nicaragua). Los contadores sabrán el honor que eso significa para nosotros.

La rutina era extensa, trabajaba en el Banco Central, estudiaba por las noches y al salir de la universidad tocaba en bares. Se dice que protagonizaron grandes fiestas en Piano Bar y en Conchas Negras. Llegaba a su casa a las 3am solo para comenzar de nuevo la rutina.

Cuando yo nací, vivíamos en la casa de Papa Paco, mis papas cuentan que en cuanto supe caminar llegaba a tocar su puerta para que me abriera, gritando Papa Paco en lenguaje bebé; y así fue como comenzamos a ser amigos. Aún conservo los audios que hacíamos desde una grabadora de casete donde jugábamos a que yo era una cantante famosa. “Buenas tardes público, hoy estamos con la famosísima y talentosísima cantante Urania Patricia. Ella nos viene a deleitar con una canción” Y ahí iba yo a inventarme una canción que hasta el día de hoy no tiene sentido, pero él me aplaudía y me celebraba.

Él siempre fue el primer lugar, mi primer pensamiento cuando me decían familia. Cuenta mi mamá, que un día mientras vivíamos donde mi abuela materna (su casa quedaba a media cuadra de donde mi abuelo) y con tan solo 7 años le dije a mi mamá me iba a ir de la casa. Así es que agarré mi maleta de la Bella y la Bestia, metí mi ropa y me fui caminando donde Papa Paco quien me recibió y obviamente me regresó a mi casa.

Allá cuando cumplí 10 años, pensaron que tal vez yo también podía tener talento de música y me metieron a clases de piano. Mi abuelo llegaba de vez en cuando orgulloso a traerme de clases. Recuerdo perfecto un día que íbamos en el carro y me decía a ver quiero que saques el tiempo de esa canción (1, 2, 3, 4) y pues, ya quisiera yo haber sacado el talento de mi primo Nestor pero por más que intenté no me salía y me dijo: “amorcito, andas por la joroba”. Reíamos, siempre reíamos juntos.

A los 13 años como ya lo conté en otro post, me dio mi primer trabajo que consistía en levantar el teléfono del Despacho que fundó y donde formó a mi padre y mis tíos como contadores. Me pagaba C$50.00 la semana, pero rápidamente fui ascendida después de terminar mi curso de mecanografía (el cual aprendí en máquinas de escribir) a transcriptora de hallazgos en las auditorias. Ahí los dos aprendimos a usar internet conectando la línea del teléfono.

Durante el tiempo que trabajaba con él, recuerdo empezó a estudiar su maestría. Si sacamos las cuentas tendría aproximadamente 68 años. Eso nunca lo avergonzó, llegaba a sus clases a pesar de ser “el más viejo” y la terminó con honores. Su ejemplo de determinación y perseverancia es una herencia incalculable para mi vida.

Me avergonzaba cuando me presentaba orgullosísimo a sus colegas y decía “te presento a mi nieta, habla perfecto inglés” y yo decía que pena si eso todo mundo lo hace. Y es que cuando uno no entiende de dónde viene puede dar por sentado las oportunidades que tiene. Pero ahora sé que soy quien soy no solo por el esfuerzo de mi padre; sino también el de su padre que con ejemplo les enseñó a seguir adelante sin importar la edad, las circunstancias o el qué dirán.

A medida que dependía más de nosotros fuimos creando nuevas costumbres. Cuando aún vivía en Nicaragua y podía llamarme por teléfono, lo hacía para pedirme que lo llevara a cortarse el pelo. Y así quedábamos de vernos, lo acompañaba al barbero donde aprovechaba para leer las historietas de condorito mientras le cortaban el pelo y al terminar íbamos por un pops (una heladería en bello horizonte). Cuando ya se nos fueron complicando las salidas, sabía que él me esperaba que llegara para que le cortara las uñas. Mi papa se molestaba porque no dejaba que nadie más le cortara sus uñas más que yo y cuando me vine a vivir a Honduras, solo dejaba que lo hiciera mi hermana.

“Amor bello, estaba viendo una película y había una actriz parecida a vos, pero vos sos más linda”, así comenzaban nuestras llamadas. Siempre platicábamos de las noticias mundiales, de lo guapo que lo miraba y sobre mi trabajo. Le encantaba escuchar sobre mi trabajo, qué hacía, cuánto ganaba, cuántos pisos tenía el edificio donde trabajaba y los lugares que conocía. Estaba orgulloso y es que hay un largo camino desde el niño que tuvo su primer par de zapatos a los 10 años hasta donde hemos llegado sus nietos; yo solo espero que él haya sabido que no somos más que su legado, la familia que con ejemplo forjó y quien hasta sus últimos días lo amó.

Por años temí que llegara este día, nunca pensé que iba a estar lista y no sé si lo estaba, pero sí sé que estoy en paz. Mi corazón está repleto por haberlo disfrutado desde mis primeros hasta sus últimos días; porque no hubo ni una sola vez en que la llamada terminara sin un:

– “Te quiero mucho amorcito” a lo que yo respondía

– “Yo también Papa Paco”.

– “Yo sé amorcito que vos me querés mucho, como yo te quiero a vos”.

Descanse en Paz, Papa Paco.

Para siempre, su amorcito lindo, su amorcito bellísimo, su amorcito encantador.

2 comentarios sobre “El legado de Papa Paco

  1. Que lindo homenaje a don Paco Pérez lo conocí muy poco pero se que fue un gran hombre Dios te bendiga siempre por ser cómo eres un ejemplo en tu familia tkm

  2. Hija, bellos los recuerdos que tienes de mi Papá, tu Abuelo, Papá Paco como le gustaba más que le dijeran no abuelo.
    Lo único que tienes que verificar es la edad de mi hermano Paco (tu papá) cuando murió tu Abuelita Nubia Urania que dices tenia 4 años siendo 5 años lo correcto porque el que tenía 4 años era Yo tu Tío David y tu Tío Henry tenía 2 años. Espero lo verifiques y si Yo estoy equivocado mil disculpas. Te quiero mucho Hija.

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