Hace poco leí en la cuenta de mi psicóloga (@psifertile) que la narrativa importa. La forma en que nos contamos nuestra historia y se la contamos a los demás es relevante, porque es la construcción de lo que creemos y lo que queremos que las demás personas crean de nosotros.
Recientemente les conté en un Instagram live en mi cuenta personal que Neto y yo decidimos dejar los tratamientos de fertilidad hace poco más de un año, justo después de la segunda inseminación fallida para enfocarnos en nosotros como individuos y como pareja, ya que todo el proceso en el cual ya llevamos más de cuatro años, nos ha resultado desgastante física, económica y emocionalmente.
Hace un par de semanas decidí ir a mi doctor para lo que yo pensé iba a ser un chequeo habitual anual como todas las mujeres debemos hacerlo, la sorpresa fue que encontró un endometrioma en mi ovario derecho que era la respuesta al dolor que he venido sintiendo durante los últimos meses y decidí ignorar porque he aprendido a vivir con el. A pesar que este endometrioma no representa ninguna amenaza al día de hoy, significa que mi endometriosis pasó de ser nivel 1 a nivel 4.
Y estoy enojada, enojada con mi cuerpo porque no solo basta con no permitirme quedar embarazada sino también ataca mis órganos, enojada con mi doctor que por estar enfocados en la fertilidad no tratamos la enfermedad, pero más conmigo porque era mi responsabilidad y fui yo quien tomó la decisión de enfocarme en los tratamientos de fertilidad y no en mi enfermedad. ¿Que hay cosas más graves ? ¡Por supuesto, no lo dudo! Pero esta es MI historia y no es una competencia de quién la pasa peor.
Toda esta situación me ha generado mucha ansiedad, porque significa que tengo que tomar decisiones una vez más que no quiero y no estoy lista para tomar. Me resultaba muy satisfactorio vivir como el año pasado, pretendiendo que era mujer sana sin problemas aparentes. Y ahora tengo que decidir entre poner a mi cuerpo en un tratamiento que me vuelve menopáusica o retomar mis tratamientos de fertilidad.
Tengo días pensando ¿por qué es que no puedo ser “normal”? Y bajo esa perspectiva es bien fácil estancarme en esa narrativa, de la pobre enferma que vive con dolor y no puede tener hijos. Así es que a partir de hoy, comienzo a editar este cuento (que de hadas no tiene nada). Y no me malinterpreten que no estoy hablando de positivismo tóxico, porque no veo nada positivo en esta situación sino de cambiar la perspectiva en cómo veo mi vida y cómo decido contarla.
De ahora en adelante, la protagonista de este cuento, con todo y la ansiedad de no saber qué viene después y el enojo de que las cosas no resultan tan fáciles como se ha descrito en los cuentos que leemos habitualmente, hoy decide ser agradecida.
Agradecida de tener opciones, de poder escoger entre una cosa u otra, porque en otros cuentos tal vez solo hay una opción. Agradecida de poder costearlo porque estar enfermo es caro y ser infértil más. Agradecida de tener en mi esposo un sistema de apoyo, que prioriza mi salud como parte fundamental de nuestra felicidad y agradecida de contar con apoyo psicológico y una comunidad que hemos construido en Instagram que me permite sentirme aún más acompañada.
La realidad, mi realidad no la puedo cambiar pero hoy decido re escribir mi historia, borrar el enojo y editar el cuento que les cuento.
Y colorín colorado, este cuento ha sido editado.
….. continuará
Que proceso tan duro y que valiente que sos por compartir tu experiencia. Amo tu decision de cambiar la narrativa, no sera facil pero se que esta adentro tuyo lograrlo. Te amo con todo mi corazon